Corteza de chocolate y frambuesa: Delicias de chocolate y bayas en cada bocado
Imagina un sedoso chocolate blanco con frambuesas rubí ácidas, almendras tostadas y un toque de sal marina. La corteza de chocolate con frambuesa es un capricho sin horno que desaparece en un abrir y cerrar de ojos. Perfecta para regalar, para noches de cine o para momentos de "Me lo merezco".
Un rápido giro con el rallador de queso giratorio Geedel convierte las nueces en migas perfectas: sin complicaciones. ¿El resto? Derretir, espolvorear, enfriar, partir. Listo. 
🍓 Ingredientes (Rinde ~8 piezas)
12 oz de chocolate blanco (chips o barra, picado)
1 taza de frambuesas liofilizadas
½ taza de almendras (crudas o tostadas)
Una pizca de sal marina en escamas
Opcional: pétalos de rosa comestibles, llovizna de chocolate blanco.
🥄 Paso a paso: Ladra en 4 chasquidos
1. Aplastar el crujido
Bloquee la manivela de su rallador de queso con base de succión.
Cuchilla trituradora: Introducir las almendras → girar la manivela para obtener migas gruesas y mantecosas. Reservar.
2. Derrite la magia
Derretir el chocolate blanco en un recipiente apto para microondas (en intervalos de 30 segundos, revolviendo hasta que quede suave).
3. Espolvorea la alegría
Forre una bandeja para hornear con papel vegetal. Vierta el chocolate derretido, extendiéndolo a una capa de aproximadamente ¼ de pulgada. Esparza almendras trituradas, frambuesas y sal. Presione suavemente.
4. Enfriar y chasquear
Refrigerar hasta que esté firme. Romper en pedazos irregulares: cada chasquido revela un paraíso de chocolate y frutos rojos.
✨ Consejos y giros
Intercambio de chocolate oscuro: usa chocolate oscuro al 70 % para lograr un ambiente más melancólico.
Sin frutos secos – Triturar las semillas de calabaza.
Borde picante: espolvorear con chile en polvo.
Listo para regalar: envuélvalo en celofán con cinta.
Aspecto en capas: rocíe chocolate derretido adicional después de enfriar.
🍫 Conclusión: Un ladrido que rompe corazones (en el buen sentido)
Esta corteza de chocolate con frambuesa no es solo un postre: es una delicia crujiente envuelta en chispas de frambuesa rojo rubí y un crujiente sabor a almendra. Cada trozo dentado ofrece una sinfonía agridulce, derritiéndose en un auténtico capricho en cuanto toca la lengua. Con el cortador de queso, las nueces se transforman en confeti dorado en segundos: sin polvo en el procesador de alimentos, sin trozos desiguales, solo una textura perfecta en cada bocado. Una sola lámina, infinitas picaduras, cero remordimientos... y probablemente cero sobras.





