Filetes de col: bordes crujientes, corazón tierno, sin complicaciones
Imagina unas rodajas de col gruesas y doradas chisporroteando en el horno: bordes caramelizados, un centro mantecoso y una lluvia de queso derretido que convierte la humilde col en un auténtico rey de la carne. Esta es la guarnición que se roba el protagonismo en cenas entre semana, mesas festivas o donde quieras sorprender sin esfuerzo.
Con un simple giro del rallador de queso giratorio Geedel, se obtiene una nieve de parmesano esponjosa: uniforme, rápida y segura. ¡Esa es toda la magia que necesitas! 
🛒 Ingredientes (Para 4 personas como acompañamiento)
1 repollo grande verde o morado
3 cucharadas de aceite de oliva
½ taza de parmesano (en bloque para que se derrita mejor)
1 cucharadita de ajo en polvo
1 cucharadita de pimentón ahumado
Sal y pimienta negra molida
Opcional: glaseado balsámico, hierbas frescas.
👩🍳 Paso a paso: Filetes de col en 4 manivelas
1. Sazona como un profesional
Unte ambos lados con aceite de oliva. Espolvoree con ajo en polvo, pimentón, sal y pimienta. Coloque los filetes en una bandeja para hornear forrada.
2. Dale sabor
Bloquee el rallador de queso manual con su base de succión. Coloque la cuchilla gruesa. Un giro suave sobre el bloque → una lluvia de parmesano esponjosa. Apile bien cada filete.
3. Asar y deleitarse
Mete al horno caliente. Los bordes están crujientes, el queso burbujea y el centro se vuelve tierno al pincharlo con un tenedor. Rocía con vinagre balsámico o espolvorea con hierbas justo antes de servir.
🔥 Consejos y giros
Estilo Steak House: cubierto con tocino desmenuzado.
Vegan Glow-Up: levadura nutricional en lugar de parmesano.
Picante: espolvorear con hojuelas de chile antes de asar.
Preparación con anticipación: corte con Geedel un día antes y refrigere en una sola capa.
Aprobado por niños: córtelo en rodajas pequeñas para hacer “monedas de repollo”.
🌟 Conclusión: El filete que creció en el jardín
Estos filetes de col no solo demuestran que las verduras pueden ser la estrella de la comida, sino que redefinen lo que puede ser una simple guarnición. Crujientes, con sabor a queso y con un toque intenso (gracias a su borde caramelizado y su sabroso condimento), cada bocado es increíblemente satisfactorio: tan sustancioso que puede estar junto a un pollo a la parrilla o un rosbif, pero tan ligero que no te sentirás pesado. Atrás quedaron los días en que las verduras eran el "segundo violín" de las carnes; este plato tiene su encanto, con una textura reconfortante y un sabor que se siente intencional. Con el rallador de queso, cada espolvoreado es tan ligero como un copo de nieve.




